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“También el SEÑOR nuestro Dios entregó en nuestra mano a Og, rey de Basán, y a todo su pueblo, al cual matamos hasta no dejarle ningún sobreviviente. Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomáramos: sesenta ciudades, toda la tierra de Argob del reino de Og en Basán. Todas estas ciudades estaban fortificadas con altas murallas, con puertas y cerrojos, sin contar las muchísimas aldeas sin muros.

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